“Encuentro Fascinante en Princeton: Explorando la Dinámica Interpersonal con Guatemaltecos ¿Existe Hostilidad Hacia los Mexicanos?”

Table of Contents

La primera vez que visité la ciudad de Nueva York fue para encontrarme con mi mejor amigo, quien estaba inmerso en su doctorado en literatura hispana en la Universidad de Princeton. Después de maravillarnos con el esplendoroso campus de esta prestigiosa Ivy League, decidimos relajarnos y charlar sobre nuestras vidas mientras tomábamos unas cervezas en un bar cercano.

En el bar, notamos a un grupo de personas conversando animadamente en español. A mi amigo, a quien llamaré Plutarco para mantener su anonimato, le llamó la atención el peculiar acento de aquel grupo. Me preguntó de dónde creía que eran, pero, para ser honesto, yo tampoco pude identificar su origen de inmediato.

Decidimos acercarnos al grupo con la intención de saludarlos y saciar nuestra curiosidad sobre su procedencia. A Plutarco, por ser un estudiante de élite de la lengua de Cervantes, y a mí, por ser un compatriota hispano, nos intrigaba conocer más sobre ellos.

Nos acercamos rápidamente y saludamos al grupo: “Hola, ¿cómo están? Nos llamó la atención escucharlos hablar español y nos interesó mucho su acento. Teníamos curiosidad por saber de dónde son”. Sin embargo, la respuesta llegó de manera inesperada cuando uno de ellos, con una expresión que oscilaba entre el enojo y las ganas de llorar, nos contestó con una simple pregunta: “¿Why?”.

Nunca antes, en mis interacciones previas con hispanohablantes, había experimentado una reacción tan negativa ante la pregunta de “¿de dónde son?”. Sus miradas reflejaban dudas sobre nuestras intenciones, casi a un nivel paranoico, como si pensaran que queríamos humillarlos o tuviéramos alguna otra idea negativa en mente.

Plutarco intervino rápidamente: “Solo tenemos curiosidad, no pudimos reconocer el acento”. A pesar de ello, el hombre persistió con su pregunta: “¿Why?”, manteniendo su mirada en el mismo estado emocional tenso que había notado antes.

En ese momento, percibí una incomodidad palpable entre ellos y nosotros, pero a pesar de ello, Plutarco decidió continuar la conversación explicando la razón detrás de nuestra curiosidad: “Simplemente nos gusta hablar con otros hispanohablantes. Yo estudio la lengua española y mi amigo es de México, así que teníamos curiosidad”.

Fue entonces cuando otro miembro del grupo se acercó al escuchar la mención de “México” y comenzó a lanzar una serie de estereotipos negativos: “¡Ah! ¡México! ¡Drogas, carteles, marihuana, el Chapo, Tijuana, tacos!”. Era evidente en ese momento que su intención era insultarme utilizando todos los clichés negativos asociados con México.

Aunque no recuerdo exactamente cuál fue mi respuesta en ese momento, tanto mi amigo como yo mantuvimos una actitud de amabilidad y una intención social positiva. Probablemente le respondí algo como: “México no solo tiene aspectos negativos, tiene una cantidad enorme de aspectos positivos”. Incluso en esa situación, decidimos preguntar una vez más: “Entonces, ¿de dónde son?”. Finalmente, el otro hombre con quien habíamos iniciado la conversación respondió con cierta reserva: “Guatemala”.

Finalmente, Plutarco y yo descubrimos de dónde era el acento y empezamos a conversar sobre las diferencias entre los distintos acentos latinoamericanos. La charla pronto derivó hacia temas históricos relacionados con las relaciones entre México y Guatemala, así como las variaciones del español en la región y su conexión con Sudamérica, explorando la diversidad del idioma castellano.

Después de un tiempo conversando, finalmente el grupo comenzó a hablar en español, lo que me lleva a suponer que en este punto habían percibido que no teníamos ninguna intención oculta, sino que simplemente nos movía la genuina curiosidad y el deseo de interactuar socialmente.

A pesar de que los dos individuos continuaron soltando comentarios cargados de imágenes negativas y estereotipadas sobre México, Plutarco y yo optamos por seguir resaltando lo hermoso de mi país, evitando caer en confrontaciones. Parecía que, al notar que no entraríamos en una discusión sobre estereotipos negativos, el hombre que había comenzado a insultar a México se retiró por unos minutos, regresando con unas cervezas, una para Plutarco y otra para mí.

La noche se tornó aún más interesante cuando de repente se nos unió a la conversación un americano con un español bastante deficiente y completamente ebrio. A pesar de que el tipo no paraba de decir tonterías, su actitud era muy amigable. Después de un rato de charlar con los guatemaltecos, era hora de regresar al campus. Nos despedimos sin más interacciones y volvimos a Princeton.

Plutarco y yo habíamos tenido innumerables interacciones con hispanohablantes en California y nunca habíamos encontrado tanta resistencia en una interacción social, y mucho menos a alguien que arrojara tantos estereotipos negativos sobre México o cualquier otro país latinoamericano.

Sin embargo, al final de nuestra interacción con ellos, nos despedimos de manera cordial y nos ofrecieron más cerveza. Todavía no entiendo cuál fue el origen de ese comportamiento tan agresivo. En cualquier caso, esta experiencia fue muy interesante y Plutarco y yo la recordamos con humor.

¿Tú qué opinas? ¿Cuál crees que haya sido la razón por la que estas personas actuaron con tanta sospecha hacia nosotros? Al final, todo terminó en buenos términos, compartiendo unas cervezas y hablando tanto de México como de Guatemala en una luz positiva. Aun así, nunca negaré que esta fue una experiencia muy interesante.

Related Posts

Best Things to Do, Europe, General, Italy, Rome, Vatican
Best Things to Do, Europe, General, Germany, Schwerin, Top Best Things, Top Things to Do
Featured, General, Las Vegas, Los Angeles, New York, North America, Philadelphia, San Diego, San Francisco, Top Cities, United States of America
England, Europe, Featured, General, London, Oxford

Leave a Comment

Your email address will not be published. Required fields are marked *